Comunidades locales contra el racismo

En sociedades diversas culturalmente como las europeas, las policías locales y de proximidad se vuelven actores muy relevantes para poder detectar, prevenir y actuar ante cualquier tipo de discurso de odio, como el racismo o la xenofobia. Por este motivo, el proyecto CLARA ha reunido a los ayuntamientos de Madrid, Elche, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Málaga y Pamplona para desarrollar distintas herramientas y recursos que ayuden a favorecer la cohesión social y la convivencia en estas ciudades españolas. En FEPSU te explicamos los objetivos, metodologías y conclusiones de esta iniciativa. 

Aprendizaje comunitario

El proyecto CLARA (Comunidades Locales de Aprendizaje contra el Racismo, la Xenofobia y los discursos de odio) tiene como meta la mejora de las capacidades de las autoridades locales y de las policías de proximidad para la prevención, identificación, mediación y lucha contra los incidentes racistas, xenófobos y, en especial, los discursos y delitos de odio que amenazan la convivencia pacífica en las ciudades. 

Tras dos años de trabajo, el pasado 4 de febrero se celebró en Madrid la conferencia final del proyecto, en la que participaron las más de 136 mujeres y hombres policías y las 65 personas representantes de entidades locales y organizaciones de la sociedad civil que participaron a lo largo de todo el proyecto. 

La iniciativa ha contado con la cofinanciación de la Unión Europea, dentro del Programa de Derechos, Igualdad y Ciudadanía (2014-2020), y ha sido gestionado por un consorcio coordinado por el Ayuntamiento de Madrid, con la participación de los consistorios de Elche, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Málaga y Pamplona, además del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a través del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (OBERAXE), la cooperativa social Dinamia, la Bradford Hate Crime Alliance y la Universidad de Salamanca.

¿Cómo ha funcionado?

El proyecto CLARA se ha basado en una metodología de formación innovadora, que ha partido en una primera instancia de la formación de siete Comunidades Locales de Aprendizaje (CLAP) en cada uno de los municipios participantes. Estas comunidades de aprendizaje han estado integradas por representantes de las policías locales y organizaciones civiles de las distintas ciudades, a través del asesoramiento de la Universidad de Salamanca

El objetivo de conformar estos grupos de trabajo era el diseño de estrategias compartidas, dirigidas a conseguir la interacción cara a cara y la generación de confianza mutua entre los distintos actores policiales y sociales involucrados en las CLAP; pero sobre todo con la meta de reforzar las sinergias entre actores institucionales y agentes sociales clave (donde se incluye también a las comunidades afectadas por el discurso de odio), como un paso previo para poder combatir el racismo, la xenofobia y los delitos de odio a nivel local. 

Una vez diseñadas estas estrategias, las CLAP han pasado a la fase de prueba piloto y de puesta en práctica de las mismas, a través de un modelo de seguimiento y apoyo a las víctimas de delitos y discursos de odio dentro de las comunidades locales, con la intención de mejorar la acción policial comunitaria desde el punto de vista de la prevención y de la mediación.

Finalmente, el proyecto CLARA también buscaba promover el intercambio de experiencias a nivel europeo. En concreto, las y los policías y agentes sociales participantes del proyecto han realizado una visita de estudios a Bradford (Inglaterra) para conocer la experiencia de la Bradford Hate Crime Alliance, así como para colaborar con la Coalición de Ciudades contra el Racismo (ECCAR) y otras redes europeas, con el objetivo de intercambiar metodologías de actuación y resultados, así como realizar una propuesta de transferibilidad del modelo a otros contextos europeos.

Las estrategias resultantes 

El resultado de toda esta metodología de trabajo ha sido la generación de diversos productos que incluyen protocolos de actuación policial, creación de unidades especializadas para la lucha contra los delitos de odio y el establecimiento de marcos estables de cooperación y comunicación entre las policías comunitarias, otras entidades locales y las organizaciones de la sociedad civil.

Inicialmente, el proyecto CLARA se marcaba como meta la elaboración de un proyecto común de transformación a aplicarse en todas las localidades participantes. Sin embargo, las propias comunidades locales optaron, debido a las necesidades identificadas, en trabajar más de un proyecto; ya que la complejidad de las transformaciones esperadas y el escaso nivel de desarrollo de este tipo de estrategias en municipios concretos requería de varias acciones conjuntas que atendieran todos los ejes de prevención, intervención, coordinación y asistencia

En concreto, estos han sido los resultados que ha tenido el proyecto en cada una de las localidades participantes: 

  • La CLAP de Elche ha desarrollado una Unidad Específica de Relaciones con la Comunidad, que se apoya en una mesa técnica de trabajo. 
  • La CLAP de Fuenlabrada ha diseñado una Alianza por la Tolerancia y Contra el Odio y la Discriminación cuyo objetivo es aflorar los incidentes y delitos de odio gracias a la colaboración con las asociaciones. 
  • La CLAP de Getafe ha desarrollado una unidad de Gestión de la Diversidad que trabaja coordinada con una Mesa Mixta, también creada de acuerdo con la Guía para reconocer y actuar ante los delitos de odio, elaborada por la comunidad. 
  • La CLAP de Leganés ha diseñado dos productos: la Comunidad Local por la Convivencia y la Diversidad y el Manual de Procedimiento de Actuación ante Casos de Racismo, Xenofobia y Delitos de Odio. Este último, incluye un flujograma de actuaciones policiales ante delitos e infracciones
  • La CLAP de Madrid ha creado un guía “Racismo, Xenofobia y Otras Formas de Intolerancia: Manual de Actuación Policial” y ha diseñado la figura del agente enlace con la comunidad, dependiendo de la Oficina de Atención al ciudadano.
  • La CLAP de Málaga ha proyectado la creación de un Subgrupo de odio y diversidad y ha desarrollado una formación de choque en detección, prevención y tratamiento de incidentes y delitos de odio y discriminación, ya impartida a aproximadamente 350 policías. El desarrollo de un manual policial sobre delitos de odio permanece, en el momento de redactar este informe, inconcluso.
  • La CLAP de Pamplona ha diseñado un acuerdo de colaboración entre asociaciones y Policía Municipal de Pamplona cuyo objetivo principal es incrementar el conocimiento y la denuncia de los delitos e incidentes de odio a través de la creación de una red de denuncia y el formulario de denuncia desarrollado también como producto.

En FEPSU hemos abordado en distintas ocasiones la importancia de trabajar en la prevención de los delitos de odio en el ámbito local. En este sentido, a finales de noviembre de 2021 organizamos un webinar destinado a analizar cómo prevenir y abordar los delitos de odio por motivos de identidad sexual o de género. Puedes encontrar las principales conclusiones del debate en este artículo. Además, también nos hicimos eco de las recomendaciones de la Fiscalía General del Estado para prevenir los discursos de odio en las redes sociales, las cuales son el primer eslabón para su prevención. 

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Justicia restaurativa contra la polarización

La polarización es producto de nuestra interconexión global, pero también nos muestra aquellos puntos donde las desigualdades generan desconexiones dentro de la propia sociedad. Para mitigar los efectos adversos de este fenómeno, la justicia restaurativa surge como una herramienta para poner en valor las cualidades positivas de la humanidad. “La justicia restaurativa es un enfoque inclusivo para abordar el daño o el riesgo de daño mediante la participación de todos los afectados para llegar a un entendimiento y acuerdo común sobre cómo se puede reparar el daño o la infracción, mantener las relaciones y lograr la justicia”, asegura Tim Chapman, experto del proyecto BRIDGE de Efus, en una entrevista publicada originalmente en inglés y de la que en FEPSU te compartimos algunas de sus conclusiones.

El daño de la polarización

Chapman propone aprender de la experiencia de Irlanda del Norte, su país natal, para entender cómo funciona la justicia restaurativa en una sociedad “profundamente polarizada por un conflicto que ha durado siglos”. Dejando de lado las particularidades del conflicto nord-irlandés, en todas partes la polarización entre grupos sociales suele estar vinculada a injusticias. “Cuando la política parlamentaria no aborde estas injusticias, habrá protestas que, si se reprimen o se ignoran, se convertirán en violencia”, afirma el experto del proyecto BRIDGE. En el caso de Irlanda del Norte, muchas personas murieron y muchas familias y comunidades quedaron divididas, con un legado de injusticia que continúa hasta hoy.

Las consecuencias de este conflicto ha provocado, entre otras desgracias, que en una ciudad como Belfast se hayan construido altos muros para dividir a comunidades con ideas antagónicas, por ejemplo. Sin embargo, estos muros, lejos de proteger a los barrios y familias, lo único que han conseguido es alimentar el extremismo y el odio hacia el diferente. Como muy bien apuntó la filósofa Hannah Arendt, “el totalitarismo apela a las muy peligrosas necesidades emocionales de las personas que viven en completo aislamiento y temen unas a otras». El enfoque de justicia restaurativa, en cambio, entiende la polarización como una amenaza a los valores de una sociedad cohesionada, pacífica y democrática. “La separación de personas puede llevar a ver a otros grupos como un riesgo para la seguridad o como una competencia por recursos como trabajos y alojamiento”, subraya Chapman.

Diálogo para una justicia restaurativa

En los procesos de justicia restaurativa el problema no son las personas: el problema es el daño causado por la polarización. Las personas que pertenecen a los grupos sociales polarizados, en cambio, son los recursos con los que se puede trabajar hacia una solución. “En lugar de mantenerlos separados, los procesos restaurativos unen a las personas en un diálogo con el fin de comprender el problema desde todos los lados y encontrar un camino a seguir”, destaca el experto del proyecto BRIDGE. Los sistemas de justicia penal se centran en la detección y el enjuiciamiento de los culpables de un delito de odio, al mismo tiempo que excluye y aparta a las partes afectadas por el crimen. La justicia restaurativa, en cambio, incluye a todos los afectados e implicados en el hecho lesivo, no solo a las víctimas y sus allegados, sino también a los perpetradores y su círculo social.

Este enfoque, como bien explica Chapman, asume que la comunidad circundante a los perpetradores del crimen pueden no solo ser víctimas, sino también parcialmente responsables del daño. Los espectadores que no hacen nada cuando se produce un daño pueden ser la fuente de un daño mayor para la víctima que para el perpetrador. Para Roberto Esposito, la comunidad no está formada por una identidad o territorio común, sino por nuestras obligaciones mutuas. Las identidades polarizadas son «la perversión de la idea de comunidad en su opuesto, en una que levanta muros en lugar de derribarlos», escribe el filósofo italiano.

Que las personas se reúnan para construir una comunidad o para repararla después de un incidente dañino es uno de los principales objetivos de la justicia restaurativa. ¿Qué mecanismos se pueden emplear para este fin? Una de las opciones es hacerlo a través de “círculos restaurativos” o conferencias en las que todos reciben apoyo para relatar sus experiencias y expresar sus sentimientos y puntos de vista y para escucharse y cuestionarse unos a otros de una manera segura y respetuosa. “Un círculo restaurativo es un proceso de comunicación no jerárquico en el que cada participante se sienta en un círculo y habla por turnos sin interrupción”, comenta Chapman.

El caso de BRIDGE

En este sentido, el proyecto BRIDGE de Efus prevé utilizar el teatro y el vídeo para involucrar a los jóvenes marginados de localidades como la Val d’Oise (Francia) con el fin de reducir la polarización entre ellos y la policía. En Lovaina (Bélgica), el alcalde y varias organizaciones municipales, privadas y comunitarias están desarrollando las redes, estrategias y procesos para sostener una Ciudad Restauradora. Esta iniciativa servirá para mantener la cohesión social y dar una respuesta eficaz a cualquier conflicto social que pueda exacerbar la polarización.

En última instancia, lo que se busca a través de la justicia restaurativa es mitigar la polarización al fomentar el respeto por la dignidad humana, fortalecer la solidaridad y la responsabilidad por los demás, deshacer la injusticia y conectar a las personas en el diálogo. “Las autoridades locales, con la participación de las partes interesadas relevantes, pueden utilizar la teoría de la justicia restaurativa y la herramienta de los círculos o conferencias restaurativas para contrarrestar las desigualdades estructurales y mitigar la polarización”, recomienda el experto del proyecto BRIDGE, Tim Chapman.

Si quieres conocer más sobre el proyecto BRIDGE y otras iniciativas organizadas por Efus y en las que FEPSU participa activamente, no te olvides de visitar nuestra página web, donde además encontrarás más contenido y recursos para poder trabajar en una mejor prevención del crimen y hacia una seguridad urbana integral.