Reconstruir la convivencia a partir de lo colectivo

La pandemia ha hecho más visible aún la desigualdad social, especialmente en el caso de las personas sin hogar y la población migrante. La tensión provocada por el miedo al contagio ha incrementado también los estigmas frente a estos colectivos vulnerables. Todo esto en un contexto que ha intensificado la relación entre vecinos y ha agravado los conflictos de convivencia en las comunidades. Ante este panorama, las administraciones locales deben apostar por una prevención que aborde la seguridad desde una perspectiva amplia y que trabaje en red con las entidades sociales, para buscar soluciones colectivas a los problemas que surjan en la “nueva normalidad”.

Estas han sido algunas de las consideraciones que guiaron el segundo debate del ciclo de encuentros virtuales sobre “La seguridad urbana tras el Covid-19: aprendizajes y desafíos para el mundo local”, que tuvo lugar el 9 de julio y se dedicó a valorar los instrumentos de control de la crisis sanitaria. Estos webinars han sido organizados por el Foro Español para la Seguridad Urbana (FEPSU), en colaboración con el Foro Europeo para la Seguridad Urbana (EFUS). A continuación os compartimos algunas de las conclusiones de esta segunda sesión: 

Vecinos que vigilan y policías sobrecargadas

Las relaciones entre vecinos se han intensificado durante el confinamiento. Esto ha provocado fenómenos como el de los “policías de balcón”, que han intentado actuar con autoridad sobre personas que no querían en su entorno o que estaban incumpliendo la cuarentena. Pero la falta de autoridad real de estas personas sobre el cumplimiento de las normas de aislamiento no ha hecho más que cargar con más trabajo a los cuerpos y fuerzas de seguridad, a quienes se ha recurrido para todos los problemas de convivencia que se presentaban, incluso para aquellos temas donde no había un trasfondo policial. En general, la actitud de estos “policías de balcón” solo ha conseguido crear problemas mayores a partir de pequeños actos de incivismo. 

La desigualdad social, en evidencia

En general, con la pandemia no se han creado nuevos colectivos vulnerables, sino que ha empeorado la situación de la población que ya se encontraba en riesgo de exclusión o conflicto social. Además, el miedo al contagio ha incrementado la estigmatización de algunos colectivos vulnerables, como los migrantes o las personas sin hogar. Estas últimas se han visto especialmente afectadas por la pandemia, no solo por el riesgo de contagio al que se exponían, sino también por la estigmatización por parte del resto de ciudadanos. Además, la gestión del confinamiento de esta población ha sido una labor compleja para las administraciones.

Trabajar en red para mejorar la detección

Una de las labores más complicadas durante el estado de alarma ha sido detectar los casos de problemas de convivencia relacionados con violencia de género. En este sentido, el trabajo en red entre administraciones, entidades y cuerpos y fuerzas de seguridad ha sido clave. En el caso de la violencia de género, por ejemplo, la mayoría de municipios ha mantenido en funcionamiento sus unidades de atención a la víctima durante toda la cuarentena, así como la coordinación con organizaciones sociales y otros cuerpos y fuerzas de seguridad.

Adaptar la mediación a la distancia

Uno de los servicios que se ha visto especialmente afectado por la cuarentena en todos los municipios ha sido el de mediación comunitaria, ya que han tenido que trasladar sus técnicas y herramientas a la atención telefónica o vía videollamada. Sin embargo, muchas administraciones locales lo han encarado como una oportunidad de agilizar cambios en las formas de trabajar con la ciudadanía. Ha quedado patente, por otro lado, la necesidad de compaginar el trabajo que realizan los y las agentes de las policías locales con el de perfiles profesionales en mediación a la hora de gestionar conflictos relacionados con la convivencia y no recurrir tanto a la denuncia por infracción de normas.

Apostar por la prevención

Muchos programas de ámbito comunitario y social que trabajan desde una perspectiva de prevención se han visto directamente interrumpidos por la cuarentena, a pesar de que esta crisis sanitaria ha dejado al descubierto la importancia de los mismos. La situación actual obliga a explorar nuevas formas de llegar a la ciudadanía, así como a apostar por iniciativas duraderas, ya que la prevención no da resultados a corto plazo. En un contexto en el que el individualismo se abre paso, se debe apostar urgentemente por medidas preventivas de los conflictos de convivencia que favorezcan la búsqueda de soluciones colectivas a problemas colectivos.

Estas han sido algunas de las principales conclusiones de esta segunda sesión del ciclo de webinars sobre la seguridad urbana tras el Covid-19, que ha contado con las intervenciones iniciales de Xavier Fernández Rivero, concejal de Seguridad, Vía Pública y Protección Civil del Ayuntamiento de Terrassa; Nourdine Alghouch, representante de la Asociación Marroquí para la Integración de Inmigrantes (Málaga); y Óscar Negredo, Coordinador del Servicio de Mediación Comunitaria del Ayuntamiento de l’Hospitalet de Llobregat. La sesión ha sido moderada por Anabel Rodríguez Basanta, delegada de FEPSU
Puedes consultar en el siguiente enlace el relato completo de la jornada.

*Fuente de las fotos: Ayuntamiento de Barcelona