La gestión de la seguridad en la vida nocturna requiere de un trabajo transversal y participativo por parte de todos los diferentes actores involucrados. Es especialmente importante la implicación del Estado, como organización de soporte a las políticas locales implementadas por las administraciones municipales o regionales. Además, la experiencia de la pandemia de la Covid-19 ha puesto en evidencia la necesidad de compartir las experiencias de éxito de gestión del ocio nocturno y de otros espacios, para poder avanzar hacia una cierta normalidad. Durante la conferencia internacional de Efus, celebrada en Niza a mediados de octubre de 2021, diversos especialistas y representantes de autoridades locales discutieron sobre cuáles son las mejores vías para implementar una estrategia integrada para mantener la seguridad durante la vida nocturna. En FEPSU te compartimos algunas de sus principales conclusiones.
La importancia del apoyo político
El taller dedicado a la vida nocturna que se celebró en la conferencia internacional de Efus ‘Seguridad, Democracia y Ciudades’ tuvo lugar el 20 de octubre. En ella participaron el coordinador de la Plateforme de la Vie Nocturne (Francia), Denis Tallédec; el director de políticas de la vida nocturna de París (Francia), Thierry Charlois; la directora de programas sobre prevención del crimen de Burdeos (Francia), Vanina Hallab; el experto en desarrollo urbano del proyecto ToNIte (Italia), Simone D’Antonio; y la responsable de turismo y cultura del séptimo distrito de Budapest (Hungría), Renáta Gallai.
Una de las principales conclusiones a las que llegaron los ponentes es que el apoyo político de los cargos municipales de más alto rango en el municipio es clave para implementar una política de vida nocturna integrada y compartida por todos los actores. Este factor es importante para poder liderar un enfoque integral que involucre a las distintas partes y para conseguir resultados a nivel operativo que respondan a las necesidades y expectativas de la ciudadanía. “Es necesario trabajar de forma transversal en las políticas de ocio nocturno, asociando diferentes actores y agentes para tener espacios públicos más seguros”, señaló D’Antonio.
Desde el punto de vista operativo, el vínculo entre la política pública y la política de ocio nocturno es muy importante. En este aspecto, se vuelve crucial también el trabajo del director municipal de proyectos sobre vida nocturna a la hora de coordinar todo el proceso. Para los ponentes, además, es más fácil trabajar con los actores locales cuando estos ya están organizados previamente en asociaciones o entidades, las cuales también deben ser representativas de la población local.
Sin embargo, este modelo de estructuración de distintas instancias y grupos de trabajo depende en gran medida de los recursos, problemas y necesidades de cada ciudad. Los ponentes coinciden en que es importante crear pautas, sin imponer un modelo particular, que puedan ayudar a otras ciudades europeas a diseñar su estrategia de ocio nocturno.
Retos y aspectos relevantes
Por otro lado, la discusión entre los ponentes en torno a las diferentes etapas de implementación de una política de ocio nocturno se centró en los retos y aspectos relevantes a tener en cuenta. Entre los retos, destacaron la falta de recursos, que es una característica permanente para los entes locales y regionales.
Los ponentes también reconocieron la importancia de contar con un espacio de diálogo y cooperación entre diferentes servicios municipales o actores locales. Con la pandemia, estos desafíos se han vuelto más evidentes que antes, acordaron los ponentes, y se llegó a un consenso de que es necesario colaborar con todos los actores relevantes para que los espacios públicos sean más seguros a mediano y largo plazo, particularmente de noche.
“Para lograr políticas sostenibles de vida nocturna a largo plazo, la colaboración con el sector privado es importante. Demostrará que puede haber acciones innovadoras en materia de ocio nocturno”, aseguró Tallédec. Sin embargo, este proceso hace necesario inspirar confianza a través del diálogo entre los distintos actores implicados. Una de las grandes incógnitas que se planteó respecto a la colaboración público-privada fue: ¿Cómo proponer nuevos modelos y formas de consumo para reducir la incidencia de actividades como los botellones o la gente acampando en lugares públicos, por ejemplo?
Asimismo, los ponentes destacaron que la ordenación del territorio de una ciudad tiene repercusiones en la gestión de la seguridad y la vida nocturna. En este sentido, es importante cuestionar también cómo la «morfología» de la ciudad impacta las políticas públicas. Finalmente, también señalaron otro de los retos: el problema del tiempo, es decir la brecha entre las expectativas de los actores implicados (residentes, dueños de negocios y aquellos que la ciudad puede agregar) y el tiempo que lleva implementar las políticas.
Ejemplos de buenas prácticas
Además de plantear las necesidades básicas y los retos para una implementación de políticas públicas de seguridad para la vida nocturna, los ponentes también presentaron una serie de ejemplos de buenas prácticas. Entre ellos se encuentra el “Comité de Noctámbulos” (Comité des Noctambules) de París. Se trata de un comité asesor que forma parte del Consejo de la Noche de la Ciudad, el cual aporta el punto de vista de los usuarios sobre la oferta de ocio nocturno y contribuye a diseñar y apoyar acciones concretas para mejorar la vida nocturna parisina.
Otro de los proyectos presentados fue el bus nocturno de Nantes, el cual permite a los ciudadanos viajar entre barrios y conocer el patrimonio cultural de la ciudad durante la noche. Por su parte, la ciudad de Burdeos compartió la experiencia del Observatorio de la Vida Nocturna, el cual recoge datos cuantitativos (sobre seguridad, cultura de la movilidad, salud, reducción de daños, mediación, limpieza, etc.), así como trabajo de observación en el terreno durante la noche. Es una herramienta que los funcionarios electos pueden utilizar en su toma de decisiones, que también está disponible para todos los actores interesados.
En último lugar, también se presentaron las “Unidades Covid” de la Nightlife Platform, un proyecto a nivel europeo que busca poner en marcha en distintos municipios este tipo de unidades transversales que sirven para gestionar problemas locales de la vida nocturna vinculados a la Covid-19, las cuales se adaptan a las necesidades de cada ciudad.
En FEPSU hemos abordado en distintas ocasiones los retos y ventajas de la coproducción de políticas públicas para garantizar la vida nocturna en las ciudades. A mediados de julio publicamos un artículo en el cual analizamos los consejos elaborados por el grupo de trabajo sobre la vida nocturna de Efus para responder a la pregunta sobre cómo reiniciar la vida nocturna de forma segura. Además, también hemos compartido las especificidades del proyecto ToNIte, como ejemplo de un tipo de investigación multidisciplinar dirigido a estudiar y proponer medidas novedosas para garantizar la seguridad en las ciudades durante las horas nocturnas. Finalmente, también hemos abordado las estrategias que se están llevando a cabo en ciudades como Barcelona para involucrar a la ciudadanía para conseguir un ocio nocturno seguro.
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