En esta entrada seguiremos profundizando en las encuestas de victimización como instrumento de medición de la seguridad y analizaremos las experiencias más o menos cercanas, en un ámbito de estudio consolidado desde finales de siglo pasado.
Las encuestas de victimización en el mundo
Uno de los primeros esfuerzos notables en el estudio de la victimización fue el Programa Nacional de Encuestas sobre delincuencia y Justicia que evolucionó hasta convertirse en la actual Encuesta Nacional de Victimización Delictiva (NCVS). Hasta el día de hoy y desde 1973, la NCVS ha madurado convirtiéndose en la fuente más importante de datos sobre la victimización delictiva en los Estados Unidos.
La encuesta la realiza la Oficina del Censo de Estados Unidos de parte de la Oficina de Estadísticas Judiciales (BJS) del Departamento de Justicia y permite recabar información sobre los delitos desde la perspectiva de las víctimas, sin importar si estos se reportaron o no a la policía. De esta manera, junto al registro numérico del tipo y cantidad de hechos, se obtiene información de las características de las persones y de los hogares, el momento y lugar en el que suceden los hechos, las lesiones que provocan i el posible empleo de armas.
Uno de los elementos singulares de la NCVS se encuentra en la selección de la muestra. A diferencia de lo que sucede con otros estudios de las mismas características, la unidad de nuestra básica son los domicilios, no las personas, y el seguimiento de estos espacios se lleva a cabo durante tres años y medio. Se consideran miembros de un hogar las personas de 12 años o más que residen en él de forma habitual en el momento de la entrevista. De esta manera, en caso de que los inquilinos de un hogar seleccionado cambien de ubicación, los nuevos moradores serán los encargados de continuar con la monitorización del espacio reportando sus experiencias.
Más reciente, pero con un trabajo exhaustivo en los últimos años encontramos la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad (ENVIPE) coordinada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en Méjico. Desde su primera edición en 2011, el estudio ha presentado un informe anual de manera ininterrumpida.
De la misma manera que la NCVS, EVIPE trabaja sobre un muestreo en que la unidad primaria está constituida por manzanas con un mínimo y máximo de viviendas, dependiendo de si se trata de un entorno rural o urbano. En este caso, las entrevistas se realizan a personas de 18 años o más y el estudio permite presentar resultados a nivel nacional y para cada una de las 31 realidades federativas, incluyendo Ciudad de Méjico. En su edición de 2022 la muestra se constituyó de 102.093 viviendas, cosa que de una idea del alcance y ambición del proyecto.
ENVIPE recoge datos sobre victimización, pero en la sección cuarta de su cuestionario desarrolla con mucho detalle cuestiones relacionas con la percepción de seguridad de los participantes en el estudio. De este modo, se recogen preguntas acerca de la preocupación por temas como la pobreza, desempleo, narcotráfico o corrupción; sobre el sentimiento de inseguridad en determinados espacios como la casa, el trabajo, la calle, el banco…; o las probabilidades estimadas de sufrir un robo total o parcial de vehículo, un asalto en su habitación o un fraude o clonación de tarjeta bancaria, entre otros.
ENVIPE es un claro ejemplo de aquellos estudios que complementan el registro de victimización con datos sobre percepción de seguridad, pudiendo con ello realizar cruces de variables que permitan encontrar correlaciones entre los dos ámbitos. Es de esta manera como la criminología conoce que entre las personas victimizadas los niveles de inseguridad manifestados suelen ser significativamente más elevados.
En el entorno europeo, probablemente, el estudio más referenciado sea la Crime Survey for England and Wales (CSEW). Realizada por la Oficina de Estadística Nacional desde 1981 se consolidó como encuesta de referencia para buena parte de las iniciativas presentadas por países vecinos.
La CSEW siempre se ha presentado como un estudio innovador en los enfoques y la selección de módulos de sus cuestionarios. Junto a los hechos delictivos más clásicos (robos con violencia, hurtos, agresiones…) el estudio comenzó a registrar fraudes y estafas con la finalidad de conseguir el mejor retrato posible de la criminalidad sufrida por su muestra. En este mismo sentido, recientemente, la CSEW incorpora entrevistas con chicos/as jóvenes de 10 a 15 años de edad. Entre otras, las personas seleccionadas reciben preguntas sobre el uso de internet y su comportamiento en línea: qué cosas hacen mientras navegan por la red, si han sufrido alguna experiencia negativa en el entorno o si, para el caso de los/las jóvenes de 13 a 15 años, si han enviado o recibido mensajes con contenido sexual.
Más allá de los registros clásicos de victimización, esta nueva experiencia debe servir para realizar una valoración de riesgo. De este modo, los padres o tutores de los/las chicos/as participantes reciben tras la entrevista un informe sobre la valoración del riesgo de sufrir determinadas experiencias vinculadas, únicamente, a los comportamientos declarados en la encuesta.
Otra de las particularidades de la CSEW está relacionada con el hecho de que todas las entrevistas se realizan de forma presencial. Los hogares seleccionados reciben una carta e información adicional sobre el estudio, al cabo de unos días, las personas encargadas de realizar la entrevista se personan en los domicilios y seleccionan aleatoriamente una persona de 16 años y más para responder el cuestionario.
Las encuestas de victimización en el estado español
En el estado español no existe una encuesta de victimización encargada de monitorizar la victimización y la percepción de seguridad de los ciudadanos. Es cierto que desde el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) se han elaborado estudios concretos sobre victimización y seguridad ciudadana (1999) o delincuencia, seguridad ciudadana e imagen de la policía (1995), pero no se ha desarrollado un instrumento de medición sistematizado en el tiempo que permita elaborar ciclos de seguridad y examinar grandes tendencias y evoluciones.
En este sentido, Catalunya supone una curiosa anomalía. A día de hoy son tres las encuestas de victimización con registros de más de 25 años.
La Encuesta de Victimización de Barcelona (EVB) se realiza anualmente de forma ininterrumpida desde 1984 lo que la convierte en el estudio más longevo de estas características en todo el estado. Desde el año 2015 combina las encuestas telefónicas con aquellas autoadministradas a través de internet por las personas seleccionadas. Este cambio originó la posibilidad de llegar a grupos de población con los que resulta más difícil contactar por teléfono: jóvenes y población de nacionalidad extranjera, por ejemplo.
La EVB selecciona su muestra entre la población empadronada en Barcelona de 16 años y más, y exceptuando las ediciones de 2016 y 2018, ha contado con 4.000 personas por edición, cosa que permite que sus resultados puedan desagregarse por distritos manteniendo la representatividad estadística. De esta manera, en cada uno de los estratos (distritos) se exigen cuotas por sexo, grupo de edad y nacionalidad (española i/o extranjera) asegurando que la realidad de estos colectivos se analiza de forma representativa.
En esencia, la EVB divide su objeto de estudio en cuatro grandes bloques. Junto a los clásicos módulos de victimización y percepción de la seguridad, encontramos preguntas centradas en profundizar en la victimización desde el punto de vista del territorio, y en aquellos aspectos relacionados con la convivencia, un elemento clave en el desarrollo de las competencias en el mundo local. De esta manera, incidentes relacionados con el ruido en los vecindarios y calles, ocupaciones, suciedad o vandalismo, se incorporan a una base de datos que permitirá cruzar las variables con experiencias de victimización y percepción.
Desde el año 1990 la EVB comparte trabajo de campo con la Encuesta de Victimización del Área Metropolitana de Barcelona (EVAMB). Con la finalidad de extender el estudio a los 36 municipios del área el estudio estratifica su muestra en ámbitos territoriales y las seis ciudades de más de 75.000 habitantes.
Una de las posibilidades que ofrecen estos estudios supramunicipales consiste en la ampliación de muestra de alguno de los municipios que la componen. Es el caso de Hospitalet del Llobregat que con ello consigue mayor precisión en sus resultados disminuyendo los márgenes de erros que cualquier operación estadística de estas características lleva asociado. La gran ventaja de estas operaciones se encuentra en el hecho de compartir cuestionario y por lo tanto mantener la comparabilidad con otras realidades territoriales. Por otra parte, abre la puerta a este tipo de investigaciones a muchos Ayuntamientos que, ya sea por los costes asociados ya sea por la falta de conocimientos técnicos en la materia, no podrían disponer de datos de victimización, percepción de seguridad o convivencia si no fuera bajo el paraguas de una iniciativa mayor.
En último lugar, la Encuesta de Seguridad Pública de Catalunya (ESPC) supone el estudio de victimización con mayor universo de población: Catalunya. Realizado por el Departamento de Interior desde 1999 celebra su 25 aniversario durante 2024. Durante algunas ediciones compartió trabajo de campo con las dos encuestas anteriores, pero desde 2013 se realiza cada dos años centrando su contenido en tres grandes bloques: victimización, percepción de seguridad y valoración de la policía.
El bloque de victimización se estructura en 7 ámbitos temáticos: hechos relacionados con el vehículo, los domicilios, las segundas residencias, los negocios urbanos, el patrimonio de proximidad (atraco, tirón, robo de móvil…), con las personas (agresiones físicas, amenazas…) o con los engaños, fraudes y estafas. En este sentido, las estafas se incorporaron al estudio en 2015 y cabe destacar que, en sus últimas ediciones, y en buena medida por los efectos asociados al confinamiento, han condicionado algunos indicadores obligando a matizar algunas tendencias. No obstante, reservamos el análisis y evolución de los principales indicadores para una tercera entrega de esta serie dedicada a las encuestas de victimización.
Desde FEPSU trabajamos por dar a conocer los principales instrumentos de estudio y análisis de la seguridad, percepción y convivencia en las ciudades. Con ello, compartimos con nuestros socios posibilidades para avanzar en el desarrollo de las mejores políticas públicas.