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Foto por Damir Samatkulov en Unsplash

La organización SOS Racismo atendió a un total de 648 personas a lo largo del 2021 tan solo en Catalunya. Sin embargo, únicamente un 63% de los casos que recibieron pudieron formalizarse en una denuncia, según los datos del informe anual de la entidad. “Denunciar también es un privilegio para muchas personas”, ha denunciado la responsable de acompañamiento psicosocial e intervención administrativa del Servicio de Atención y Denuncia (SAiD), Paula Rossi. En FEPSU te compartimos algunos de los datos más relevantes que ha recabado esta asociación y que visibilizan las dificultades a la hora de avanzar hacia la prevención de la discriminación racista

Abordar la infradenuncia

En el informe ‘INVisibles. El estado del racismo en Catalunya’, SOS Racismo recoge que de las más de 640 personas que atendieron en 2021, 474 era la primera vez que se dirigían al servicio de atención y denuncia de la entidad. De todas ellas, en 334 ocasiones se pudieron identificar hechos constitutivos de racismo, aunque tan solo 125 se acabaron formalizando en una denuncia. 

Desde la organización apuntan que estos niveles de infradenuncia en casos de racismo se explican por el miedo a las represalias y la normalización del racismo en la sociedad, pero también subrayan que existe una carencia de mecanismos ágiles para poder llevar a cabo estas denuncias y que, en algunos casos, se ha encontrado evidencia de revictimización por parte de las administraciones públicas cuando las víctimas acuden a denunciar.  

Una muestra de ello es que aún hay un total de 174 casos que corresponden a años anteriores y que todavía están en gestión o pendientes de resolución; una cifra que, según las responsables de SOS Racismo, evidencia la falta de agilidad en los sistemas de restitución de derechos

Además, desde la organización también resaltan que entre 2020 y 2021 ha habido un incremento considerable de las situaciones que no se han podido denunciar. Las causas son diversas: por un lado, en la mayoría de los casos que llegan a SOS Racismo y que no terminan en denuncia las víctimas son las que desisten de seguir con el proceso; por el otro, también hay personas que se dirigen a la entidad solo para dejar constancia de los hechos, aunque después prefieran autogestionar el conflicto sin mediación de un tercero. 

De lo particular a lo estructural

En lo que respecta a la tipología de casos de racismo identificados por la organización en 2021, la más común es la que se da entre particulares, que corresponde a un 30% del total de casos asumidos por SOS Racismo. Desde la entidad señalan que es preocupante el incremento de estos casos en los últimos años, sobre todo entre vecinos y vecinas, ya que consideran que viene provocado por la legitimación de discursos y dinámicas racistas que han permeado en medios de comunicación e instituciones. 

Otro ámbito donde se han detectado una cantidad importante de casos de racismo es en el acceso a derechos sociales como la vivienda o la salud, que ya suponen el 16% del total reportado por la asociación el 2021; un sector donde se ha pasado de identificar solo 22 casos el 2020 a un total de 67 un año después. La responsable de la atención a denuncias de la organización, Paula Rossi, ha destacado que la vulneración de este tipo de derechos es especialmente grave, pues se tratan de necesidades urgentes que, además, se encuentran con muchos obstáculos para poder vehicular las denuncias a través del sistema judicial y que no se acaban denunciando en un 70% de los casos. 

En lo que respecta a los perfiles de personas atendidas, desde SOS Racismo han subrayado que cada vez hay más mujeres que acercan a la organización para denunciar casos de racismo, las cuales ya suponen un 41% del total de incidencias detectadas por la entidad el 2021, cuando hace unos años la diferencia entre hombres y mujeres era mucho más grande. Según Rossi, esto se debe al hecho que ahora las mujeres tienen muchos más canales para vehicular sus denuncias.

El papel de las administraciones

Frente a esta situación, ¿qué pueden hacer las administraciones públicas, tanto locales como regionales? Para la responsable del servicio SAiD, Paula Rossi, las administraciones “no pueden dejar sobre las personas la carga de la responsabilidad de garantizar sus derechos” y, por lo tanto, hace falta que desde las instituciones se desarrollen nuevos marcos normativos o se implementen los ya existentes contra el racismo para facilitar la reparación del daño causado por las situaciones de discriminación y restituir a las víctimas los derechos que han sido vulnerados. 

Rossi ha resaltado, además, que muchos de los mecanismos existentes que aplican las administraciones para hacer frente a las situaciones de racismo “reducen la problemática a un tema de convivencia y no incorporan un eje antirracista en sus soluciones”; un hecho que las administraciones públicas deben evitar a toda costa para mejorar en la prevención de estas discriminaciones

Por ejemplo, en el caso de los servicios municipales de mediación se debe evitar reducir las situaciones de racismo al ámbito privado o a un simple desacuerdo entre personas por motivos de “diferencias culturales”, ya que esto puede acabar revictimizando a aquellas personas que no comparten la cultura hegemónica del lugar donde ocurren los hechos. 

En FEPSU estamos firmemente comprometidos en la lucha contra todas las manifestaciones de la discriminación racial y apostamos por la prevención como única vía para garantizar la convivencia dentro de la diversidad. Por ello, las ciudades que forman parte de nuestra red participan en distintos proyectos, a nivel español y europeo, para trabajar en favorecer la cohesión social y hacer frente a los discursos y delitos de odio en nuestras sociedades. Ejemplo de ello es el Proyecto CLARA, que ha reunido a los ayuntamientos de Madrid, Elche, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Málaga y Pamplona para desarrollar distintas herramientas y recursos contra el racismo y la xenofobia. Asimismo, también nos hemos hecho eco de iniciativas como el proyecto europeo LOUD, en el cual ha participado el Ayuntamiento de L’Hospitalet de Llobregat, para sensibilizar a jóvenes locales en la prevención del racismo. 

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