Violencia y paz en las ciudades

Las ciudades juegan un rol central en el desarrollo de sociedades democráticas donde se favorezca la equidad, la justicia, la convivencia y el respeto hacia los derechos humanos. En este contexto, donde el mundo es cada vez más urbanizado, ¿cuáles son los tipos de violencia que se presentan en las ciudades y que ponen en peligro la paz social de los entornos urbanos? El informe La violencia y la paz en las ciudades, más allá de la seguridad hegemónica, elaborado por el Centre Delàs d’Estudis per la Pau (Delàs) y el Institut de Drets Humans de Catalunya (IDHC), intenta responder a esta y otras preguntas a través de una visión sobre las políticas de seguridad donde se replantean las definiciones relacionadas con la violencia directa y la seguridad de las personas. En FEPSU te compartimos algunos de los enfoques más interesantes de esta investigación. 

Comprendiendo la violencia

El informe elaborado por la investigadora del Centre Delàs, Tica Font, y el investigador del IDHC, Karlos Castilla, parte de un marco conceptual que repiensa el concepto de la paz. Como señalan la autora y el autor del documento, “la paz no se contrapone a la guerra sino a la violencia, una violencia que se expresa por diversas vías o tipos”. 

Entre los distintos tipos de violencia que operan en el día a día de las ciudades no se encuentra solo la violencia directa, donde se incluyen el maltrato, la intimidación e incluso el asesinato; sino también las violencias estructurales, como la falta de acceso a derechos básicos como la educación, la sanidad y la vivienda; así como las violencias de tipo cultural, que se transmiten socialmente y son utilizadas para normalizar, legitimar y justificar tanto la violencia estructural como la directa. 

Por otro lado, la violencia debe ser entendida, en primer término, como una construcción social compleja conformada, la cual se estructura a partir de acciones, palabras, actitudes, sistemas o estructuras que causan daño físico, psicológico, social o medioambiental; que, en último término, impiden a una persona o colectivo alcanzar su potencial humano pleno. 

“La violencia es una respuesta que puede elegirse, lo que la diferencia radicalmente del conflicto”, apuntan en el informe. Esto es así porque los conflictos pueden ser gestionados de múltiples maneras y su existencia no implica necesariamente el uso de la violencia. Para abordarlos, las herramientas más adecuadas son siempre el diálogo y la negociación

Finalmente, para comprender la violencia hay que diferenciarla de la agresividad, ya que esta última es “una característica humana individual, que emerge como respuesta a una amenaza percibida o real”. En este sentido, puede igualmente ser educada por la socialización y no necesariamente ha de expresarse por medio de la violencia.

La violencia en todas sus caras

Además de hacer estos apuntes conceptuales, el informe analiza los tipos de violencia presentes en las ciudades y las organiza en distintas categorías, entre las cuales se encuentran: 

  • El desplazamiento intenso de personas de zonas rurales a la ciudad, ya que se considera una emigración forzada que viene determinada por el mercado laboral. Además, estos desplazamientos se ven afectados también por fenómenos de gentrificación y terciarización, los cuales limitan el goce de los derechos de estas personas. 
  • La segregación por motivos socioeconómicos y étnicos supone también una forma de desigualdad socioespacial, que se expresa no sólo en los indicadores de renta, sino también en el acceso a derechos sociales básicos, como la educación, la salud, las zonas verdes o la cultura, entre otros. 
  • Diversos tipos de violencias estructurales, como puede ser la violencia de género, por ejemplo, expresada no sólo en forma de agresiones directas; sino también como desigualdades en el ámbito laboral, espacial o psicológico. Además, también existen violencias estructurales como la xenofobia, el racismo o la LGTBIfobia, que vienen determinadas por el hecho de que las ciudades no son espacios homogéneos, sino lugares donde conviven múltiples comunidades étnicas, culturales, lingüísticas, religiosas o de identidades sexuales. En este sentido, el fomento de la convivencia y del respeto se vuelve una tarea crucial. 
  • La ciudad es también un espacio donde se producen violencias directas, desde las más obvias y evidentes, hasta otras que están relacionadas con eventos multitudinarios musicales o deportivos, espacios de ocio nocturno, la desatención de ancianos, el acoso infantil y juvenil en escuelas o redes sociales; entre otras. 

El derecho a la ciudad

Finalmente, el informe hace hincapié en cómo las distintas formas de violencia que están presentes en las ciudades inciden en los derechos humanos y la importancia de que existan garantías en el sistema jurídico para no solo sancionar los actos de violencia, sino también para su prevención y así garantizar los derechos de todos y todas. 

En este sentido, la autora y el autor del documento resaltan que en el caso de España la mayoría de normas e instituciones se dirigen a  atender las violencias directas, unas cuantas a las violencias estructurales y son casi nulas las que se dirigen a las violencias culturales

Por este motivo, se hace necesario entender el “derecho a la ciudad” como “un punto de encuentro de todas las garantías de los derechos humanos (normativas, no jurisdiccionales, jurisdiccionales y ciudadanos) frente a las violencias en los entornos locales o más cercanos a la vida cotidiana de las personas”.

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Artemis: innovación para prevenir la violencia machista

El miedo a las represalias es uno de los principales motivos por los que muchas mujeres que son víctimas de violencia machista se niegan a denunciar a sus agresores. Por este motivo, el Ayuntamiento de Dénia decidió crear una falsa revista “femenina” donde se escondían números de teléfono de atención a víctimas, consejos para formalizar las denuncias y tips para poder identificar y prevenir estas agresiones; un proyecto piloto a nivel español que lleva en marcha desde hace casi cinco años. En FEPSU te explicamos cómo se ha desarrollado esta iniciativa y los resultados positivos que ha tenido. 

Una revista como herramienta de prevención

La falsa revista ‘Artemis’ fue uno de los proyectos presentados el pasado 2 de marzo en la asamblea general de FEPSU, que se celebró en Dénia y sirvió para que las ciudades que forman parte de la red pusieran en común las distintas iniciativas que llevan a cabo en sus municipios. El concejal de Protección Ciudadana, Javier Scotto di Tella Manresa, i la oficial responsable de la Unidad Artemis contra la violencia de género de la Policía Local de Dènia, Eva Gadea, fueron las personas encargadas de presentar esta iniciativa innovadora y que se puso en marcha por primera vez en el municipio alicantino. 

El proyecto Artemis se trabajó junto a la agencia de publicidad Sapristi, que se encargó de desarrollar el material de la campaña, centrada alrededor de una revista “femenina” donde se esconden en el interior de sus páginas diversos datos de interés, números de teléfono, testimonios y consejos que tienen como objetivo ayudar a las posibles víctimas de violencia de género a poder identificar su situación, protegerse y dar el paso para denunciar a sus agresores. 

De momento, la campaña ha tenido gran éxito, ya que en su primer tirada —que tuvo una duración de dos años, donde la iniciativa se mantuvo en secreto para proteger a las mujeres que pudieran verse beneficiadas por la misma— se repartieron unas setenta revistas en dieciocho establecimientos; gracias a las cuales un total de 24 mujeres acudieron a la Policía Local para pedir ayuda. Un paso que no podrían haber dado si no fuera por la información que contenían las revistas. 

Facilitar y promover la denuncia 

Desde el Ayuntamiento de Dénia explican que se decidió utilizar el formato de revista para poder hacer llegar esta información a posibles víctimas, ya que en la Unidad Artemis de la policía local se había identificado que muchas mujeres se negaban a llevarse a casa la información impresa, como folletos o panfletos, que se repartían en la unidad de atención a víctimas de violencia de género, ya que tenían miedo a que fueran descubiertas por sus parejas y que estas pudieran tomar represalias. 

Por este motivo, para proteger la seguridad de las víctimas, la Unidad Artemis decidió esconder la información de interés para la prevención y la denuncia de la violencia machista en un formato que pudiera pasar desapercibido; utilizando fotos, titulares, diseño y contenido para que parezca, a simple vista, una revista más. 

Otra de las razones que llevan a muchas mujeres a no denunciar a sus agresores es la dificultad que tienen de poder explicar las situaciones que han vivido a personas desconocidas, incluidas las agentes de la Unidad Artemis. Es por esto que el proyecto decidió formar a establecimientos locales —como peluquerías, gimnasios, centros cívicos, tiendas y más—, donde las posibles víctimas pueden sentirse en un entorno más seguro para poder dar información sobre las situaciones de violencia que sufren. A estos establecimientos se les informó sobre cómo detectar posibles síntomas de violencia machista, a cómo abordarlas, a darles información a través de la revista y a asesorarlas para pedir ayuda a la policía e interponer una denuncia.  

Una iniciativa replicable y ampliable

La iniciativa de la revista ‘Artemis’ busca, en primer lugar, combatir la infradenuncia de las víctimas de violencia machista, ya que se estima que cerca del 80% de las mujeres asesinadas por hombres no habían denunciado previamente las situaciones que vivían. A través de este proyecto, el Ayuntamiento de Dénia pretende hacer llegar por una vía más directa a las víctimas de violencia de género la información, los métodos de protección y el acceso a la atención policial que necesitan para garantizar su seguridad

Desde el municipio aseguran que el proyecto se mantendrá activo, con el objetivo de ampliar el número de ejemplares de la revista, así como el tipo de establecimientos que participan. Para ello, se modificará el diseño de la revista, de manera que se pueda garantizar que siga siendo seguro su uso para las víctimas, ahora que ya se ha hecho público el funcionamiento de la misma. Por el otro lado, la Unidad Artemis espera que esta iniciativa pueda replicarse en otras localidades, ya que hay municipios que ya han expresado su intención de implementarlo también. 

En FEPSU creemos firmemente que ante las situaciones de violencia machista hacen falta medidas innovadoras que rompan con los discursos y las estructuras que sostienen esta desigualdad de género. Por ello, hemos compartido en distintas ocasiones los proyectos que realizan las ciudades que forman parte de nuestra red para luchar en contra de esta problemática estructural que afecta a las mujeres; como, por ejemplo, el proyecto ‘Santa Coloma Red Violeta’, donde se han agrupado casi 300 establecimientos locales del municipio catalan, que funcionan como espacios seguros donde cualquier persona puede denunciar una agresión sexita o LGTBIfóbica. Además, también hemos compartido algunas de las estrategias clave para poder garantizar la seguridad de todas las mujeres y prevenir las situaciones de violencia machista

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Una ‘red violeta’ contra el machismo

Santa Coloma de Gramenet apuesta por la cooperación ciudadana y de los comercios locales para prevenir las violencias machistas y LGTBIfóbicas. A través del proyecto ‘Santa Coloma Red Violeta’, el municipio catalán ha conseguido agrupar a casi 300 establecimientos, desde locales de ocio nocturno hasta farmacias y servicios de taxi, que funcionan como espacios seguros donde cualquier persona puede acudir para denunciar una posible agresión sexista o LGTBIfóbica. En FEPSU te explicamos cómo funciona esta iniciativa pionera en toda España. 

Gestión comunitaria de la seguridad

El pasado 2 de marzo se celebró en Dénia la asamblea general de FEPSU, donde los distintos miembros de la red presentaron los proyectos que desarrollan en sus respectivos municipios. Uno de los proyectos presentados fue el de la ‘Red Violeta’ de Santa Coloma de Gramenet. La teniente de alcalde seguridad ciudadana y civismo de la localidad catalana, Lidia Montero, compartió esta iniciativa innovadora y única en todo el Estado, que busca resaltar el compromiso de la ciudad con la prevención y la erradicación de las violencias por razones de género u orientación sexual. 

En marcha desde 2019, el proyecto de la ‘Red Violeta’ funciona como una forma de garantizar el funcionamiento efectivo del ‘Protocolo para un Espacio Público, de Ocio y Festivo Libre de Violencias machistas y LGTBIfóbicas’ de la ciudad. Gracias al funcionamiento de esta iniciativa, el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet ha conseguido crear una red de espacios seguros y de referencia, espacios violetas, a los que las personas puedan dirigirse ante una posible agresión sexista o LGTBIfóbica y desde donde, siempre que sea necesario, se puede activar el protocolo de actuación y coordinación profesional.

El valor de este instrumento, sobre todo, es que permite a la ciudad poner en marcha un concepto diferente de acciones de seguridad dirigidas específicamente a las mujeres y al colectivo LGTBI; pues se trabaja desde una lógica comunitaria, en la que se involucra a todos los distintos actores que pueden ser agentes activos para garantizar la seguridad en el espacio público, así como conseguir una implementación eficiente del protocolo para hacer frente a este tipo de violencias. 

En tan solo tres años se ha triplicado el número de locales que forman parte del proyecto. Actualmente la ‘Red Violeta’ de Santa Coloma cuenta ya con alrededor de 300 establecimientos de la ciudad. Se trata, sobre todo, de locales de ocio nocturno, pero también de otros establecimientos o servicios que tienen una presencia nocturna, como gasolineras, farmacias, aparcamientos, espacios residenciales, servicios de taxi o de limpieza y la red de agentes cívicos nocturnos (serenos y serenas). Los locales participantes se identifican con un adhesivo en el que se puede leer ‘Santa Coloma Red Violeta’. Además, también cuentan con una infografía explicativa de cómo funciona el protocolo de actuación en los espacios de ocio.

Funcionamiento del protocolo

Uno de los puntos que garantizan el buen funcionamiento del proyecto es el hecho que cualquier persona puede comunicar una situación de violencia: la persona agredida, el personal responsable del local que forma parte de la red o incluso otros testigos. Una vez se ha comunicado, el personal del establecimiento centraliza la intervención. Si se trata de una agresión grave o muy grave, se activa el Dispositivo Especial de Atención, llamando a la Policía Local, quien se desplaza al lugar de los hechos y pone en marcha la presencia de los recursos y profesionales necesarios. En función de la gravedad de los hechos se requiere la atención de urgencia y el acompañamiento psicológico especializado.

Desde el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet resaltan que este instrumento no es sólo de una red o de un protocolo, sino que se ha creado toda una red de servicios y profesionales que están detrás de este proyecto, los 365 días del año, las 24 horas del día: servicios policiales, personal sanitario, el servicio de agentes cívicos nocturnos, el servicio especializado en la atención de las violencias machistas y un equipo de psicólogas de guardia, expertas en la materia, por si hay que acompañar a las víctimas de posibles agresiones.

Además, desde el consistorio también se realiza una formación específica para todos los establecimientos y locales que ya se han adherido a la ‘Red Violeta’. Además, durante los meses de cuarentena por la pandemia de la Covid-19, el municipio puso en marcha un equipo de rastreadoras locales, que buscaban nuevos establecimientos que pudieran adherirse al proyecto, ya que se trata de una iniciativa viva que tiene la meta de educar, prevenir y evitar cualquier situación de violencias machistas y LGTBIfóbicas en la ciudad.

En Santa Coloma de Gramenet, municipio miembro de FEPSU, llevan muchos años siendo un referente en iniciativas para avanzar hacia la igualdad de género y en la prevención de las discriminaciones hacia las mujeres y el colectivo LGTBI; por ejemplo a través de La CIBA, el espacio de recursos para mujeres, innovación y economía feminista, otro de los proyectos que se presentaron durante la asamblea general de FEPSU y desde donde la ciudad centraliza todas sus iniciativas de carácter feminista. 

En FEPSU estamos firmemente involucrados en avanzar hacia una completa igualdad de género en la sociedad y hacia contribuir para la prevención de cualquier tipo de discriminación por razón de género u orientación sexual. Por este motivo hemos analizado en distintas ocasiones las mejores estrategias para aplicar una seguridad urbana con perspectiva de género, como hicimos el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, donde compartimos algunas de las recomendaciones de ONU Mujeres para avanzar en este sentido; así como hemos resaltado también la importancia de prevenir la violencia de género desde la adolescencia.

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8M: seguridad y prevención en femenino

Cada 8 de marzo se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer, una conmemoración que tuvo su origen en 1910 en Copenhague, durante la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas. Más tarde, en 1977 las Naciones Unidas adoptaron y reconocieron esta fecha, para invitar a todos los gobiernos y organizaciones de la sociedad civil a reconocer la igualdad de género y la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad. Desde FEPSU nos reafirmamos en nuestro compromiso de seguir trabajando por la prevención y la lucha contra la violencia machista. Por este motivo, compartimos algunas estrategias para garantizar la seguridad de todas las mujeres en las ciudades. 

Educar desde la infancia

La igualdad de género forma parte central y transversal de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Por este motivo, organismos internacionales como ONU Mujeres intentan proporcionar distintas estrategias y enfoques para la prevención de la violencia de género, como una medida esencial para avanzar hacia una completa igualdad entre hombres y mujeres. 

Como señalan en el portal web de ONU Mujeres, “la violencia contra las mujeres y niñas tiene sus raíces en la discriminación basada en el género, en unas normas sociales que aceptan la violencia y en estereotipos de género que la perpetúan”. Comúnmente, las políticas para abordar este tipo de discriminaciones contra mujeres y niñas se han centrado en responder y apoyar a las supervivientes de violencia machista. No obstante, la prevención es una herramienta mucho más efectiva a la hora de conseguir su erradicación. 

En este sentido, en ONU Mujeres apuestan por un enfoque preventivo basado en la educación como pilar fundamental para romper los estereotipos de género y empoderar a las niñas desde edades tempranas. Para ello, el organismo resalta que debe existir un compromiso político para diseñar normativas que fomenten la igualdad e inviertan en dotar de recursos a las organizaciones de mujeres, que son las que trabajan en el terreno para prevenir toda expresión de discriminación y violencia

“Como parte de su estrategia de prevención, ONU Mujeres se centra en la educación de la primera infancia, en unas relaciones respetuosas y en trabajar con hombres y niños, especialmente a través y dentro de los medios de comunicación, las industrias del deporte y el mundo laboral”, destacan en el portal web del organismo. 

Ciudades unidas contra la violencia

Desde organizaciones como Efus y FEPSU apostamos claramente por prevenir la violencia contra las mujeres en el entorno local, como una estrategia clave para avanzar hacia una mayor igualdad de género. La violencia generalizada hacia las mujeres, que les afecta tanto en el ámbito público, como en el profesional y el privado, debe ser abordada de forma prioritaria por las políticas de seguridad locales. De la misma manera, se debe incluir la perspectiva de género como un enfoque transversal en todas las estrategias de seguridad urbana y prevención que se desarrollen. 

En su manifiesto de Seguridad, Democracia y Ciudades, Efus recomienda a las autoridades locales y regionales que se “involucren en las estrategias contra la violencia de género” y que su “papel en el campo de la prevención y el apoyo a las víctimas sea reconocido y fuertemente apoyado por los gobiernos nacionales y europeos. e instituciones internacionales”. Los miembros de Efus y de FEPSU se comprometen, en este sentido, a “intensificar sus esfuerzos como coordinadores y facilitadores de redes de prevención que incluyen múltiples actores” y a “aumentar la diversidad de perfiles, particularmente de género, en los equipos involucrados en la prevención de la violencia contra las mujeres”.

Cooperar para la prevención

Por este motivo, las ciudades socias de Efus y FEPSU cooperan en distintos proyectos europeos que buscan abordar la prevención de la violencia de género. Por ejemplo, la iniciativa SHINE  (Acoso Sexual en los Puntos de Entretenimiento Nocturno: Mitigación y Prevención, por sus siglas en inglés), busca crear una cultura común entre los actores del ocio nocturno y brindarles las herramientas adecuadas para prevenir el acoso sexual en los locales de ocio nocturno.

Fruto de este proyecto, se elaboró un informe donde se recogía la necesidad de ampliar las definiciones de acoso sexual contra las mujeres como una manera de mejorar su prevención. En este sentido, las autoras del informe subrayan la importancia de tomar en cuenta, por ejemplo, las definiciones culturales, sociales y sociológicas de lo que se considera acoso sexual, así como el uso que hacen del término las propias víctimas, respetando los límites y agravantes que ellas mismas marcan a la hora de narrar su experiencia. 

Por otro lado, desde ciudades socias de FEPSU, como Barcelona, se han realizado estudios sobre las desigualdades de género en el uso de los espacios públicos y sus consecuencias sobre la seguridad urbana. El 2021 el Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona (IERMB) y la Dirección de Prevención del Área de Seguridad y Prevención municipal del Ayuntamiento de Barcelona colaboraron para realizar el informe “Análisis de las conductas de riesgo en la movilidad en Barcelona desde una perspectiva de género”, en el que se estudió el riesgo vial real y percibido en los distintos medios de transportes utilizados de forma mayoritaria en el municipio, así como las conductas asociadas principalmente a este riesgo, tanto por hombres como por mujeres. 

A partir de ese estudio se pudo concluir que existen pautas de movilidad diferenciadas según el género, tanto en el tipo como en el volumen de los desplazamientos. Esto lleva a que las mujeres perciban una mayor sensación de inseguridad a la hora de moverse por la ciudad, un hecho que obliga a las autoridades locales a tomar en cuenta esta perspectiva de género a la hora de diseñar campañas de seguridad en el transporte público, por ejemplo. 

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La prevención de los delitos de odio por motivos de identidad sexual o de género: claves y retos

El aumento de denuncias por delitos de odio en los últimos años ha llevado a las administraciones a replantearse las políticas y acciones relacionadas con su prevención y abordaje. A pesar del confinamiento por la pandemia, durante el año 2020 se registraron un total de 282 delitos relacionados con la orientación sexual o la identidad de género. Con la recuperación de la normalidad, en el primer trimestre de 2021 estos delitos han aumentado un 43%, según los datos del Ministerio del Interior. Por estos motivos, desde FEPSU impulsamos el pasado 23 de noviembre un webinar destinado a analizar cómo prevenir y abordar este tipo de delitos. Aquí te resumimos algunos de los puntos clave que se discutieron en el debate. 

El papel clave de los municipios

El coloquio estuvo moderado por el regidor de Seguridad Ciudadana y Movilidad del Ayuntamiento de Dénia, Javier Scotto Di Tella Manresa; y contó con la participación de la subdirectora general de Soporte al Sistema de Seguridad en el Ámbito Local del Departamento de Interior de la Generalitat de Catalunya, Begoña Curto; la responsable de la Unidad de Apoyo y Protección de la Mujer, Menor y Mayor de la Policía Municipal de Madrid, Marta Fernández Ulloa; el Secretario de Gestión Policial de la Diversidad de UNIJEPOL, David Garfella; y la Fiscal de la Unidad de Criminalidad Informática de la Fiscalía General del Estado, Patricia Rodríguez Lastras. 

El primer tema que se trató fue el papel clave de los municipios en la batalla contra la discriminación. Scotto Di Tella ha señalado que para detener el crecimiento de los delitos de odio es necesario abordar la cuestión desde una perspectiva municipal, ya que “el municipalismo actúa allí donde hay un problema”. 

En este sentido, es vital la creación en cada municipio de un Protocolo de Seguridad y Atención a las Víctimas, que vaya acompañado de formación a los agentes de policía y de la insistencia en una elaboración perfecta y minuciosa de los atestados policiales. Estos protocolos deben servir para abordar y prevenir cualquier muestra de “diversifobia”, como la ha descrito el regidor, en referencia a la discriminación hacia cualquier tipo de diversidad. 

Scotto Di Tella ha subrayado que la crisis sanitaria provocada por la pandemia ha conllevado una involución en este tipo de abordajes, ya que, sobre todo durante el confinamiento, se ha aumentado la invisibilización del problema de estos delitos a la vez que no se han desarrollado planes municipales al respecto. Por estos motivos, el municipalismo debe servir para priorizar políticas en favor de la diversidad, analizar los resultados de estas actuaciones, movilizar actores y sensibilizar a la ciudadanía. 

Prevenir, detectar y gestionar

Por otro lado, Begoña Curto ha explicado que existen tres pilares para tratar los delitos de odio: prevenir, detectar y gestionar. En primer término, Curto ha explicado que es básico disponer de un interlocutor con la comunidad LGTBIQ+ para identificar los colectivos susceptibles de sufrir delitos de odio y discriminación, así como para demostrar que la policía rechaza estas conductas.

En lo que respecta a la detección, los agentes de policía deben tener en cuenta indicadores que definan y complementen el relato de los delitos de odio, como los comentarios y expresiones del presunto autor de la agresión, su estética para saber si tiene tatuajes contrarios al colectivo, la presencia de banderas o pancartas vejatorias, etc.

Finalmente, una vez ocurre el delito de odio, hay que abrir tres ámbitos de trabajo, según lo establecido en el protocolo para el abordaje de las infracciones de odio y discriminación para las policías locales, como el que funciona en Catalunya. El primero es el trabajo con la víctima, para lo cual los agentes cuentan con 21 pautas para tratarla, como no minimizar los hechos ocurridos. Otro pilar es el de las acciones con el presunto autor del delito de odio. La gestión también debe contar con un reportaje fotográfico que apoye la documentación policial y un informe detallando las lesiones físicas y el estado emocional de la víctima.

Poner a la víctima en el centro

El caso de la Unidad de Gestión de la Diversidad de Madrid ha servido para explorar un caso de éxito de abordaje y prevención local de este tipo de delitos. Marta Fernández Ulloa ha afirmado que la ​​clave de las actuaciones policiales es “poner a la víctima en el centro” y ello pasa, por ejemplo, por dejar por escrito todos los detalles en el atestado policial y reconvertir las comisarías en espacios de confianza y confidencialidad, con el objetivo de incentivar la denuncia y combatir la infradenuncia. 

Las funciones esenciales de la Unidad de la Gestión de la Diversidad son la lucha contra la discriminación e intolerancia y el facilitar que las personas discriminadas puedan ejercer sus derechos. Dentro de las funciones está la cooperación con las entidades de la comunidad LGTBIQ+, las cuales Marta Fernández considera como “vías de entrada” para que los agentes de policía puedan investigar casos de delito de odio. 

Precisamente esta comunicación es la que está dando mejores resultados, ya que sirve para que se denuncien delitos, poder crear un mapa de riesgos y estrategias (como desplegar patrullas de alta visibilidad) y compartir el trabajo policial con estas organizaciones.

¿Cómo convertir a la policía en aliada?

El éxito de muchas de estas medidas y estrategias depende, en buena medida, de un cambio de cultura dentro de las propias policías locales. David Garfella ha señalado que la organización interna de la policía debe cambiar para fomentar la formación en Derechos Humanos, con agentes más sensibilizados y predispuestos, así como mejorando protocolos y tomando denuncias con mayor fidelidad. 

Según Grafella, esto solo se puede lograr mediante la transversalidad y el acercamiento a los colectivos LGTBIQ+, para conocer qué necesitan. En este aspecto es destacable el papel del “agente enlace”, que actúa como una cara visible de la policía que mantiene una comunicación constante con los colectivos. Grafella ha solicitado, por otro lado, que se refuercen los instrumentos legales para combatir la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género, así como la creación de una Ley integral de igualdad de trato y contra la discriminación.

La prevención en línea

Por su parte, Patricia Rodríguez Lastras ha resaltado que un factor clave en la prevención de este tipo de delitos es la erradicación de los discursos de odio en Internet. En este sentido, el Estado español fue uno de los primeros en crear una red de especialistas en delitos de odio por Internet, persiguiendo aquellos que exceden por completo los límites de la libertad de expresión para humillar a colectivos como el LGTBIQ+ y fomentar la violencia contra las personas diversas. 

Rodríguez Lastras ha afirmado que, para proteger a las víctimas, es fundamental eliminar los contenidos rápidamente para evitar la revictimización y el aumento de popularidad de estas publicaciones vejatorias. En este aspecto, el punto de contacto creado en España permite contactar directamente y de forma ágil con compañías dedicadas a las redes sociales como Facebook, Twitter y Google sin recurrir a una comisión rogatoria hacia otros países como Estados Unidos, sede de la mayoría de estas compañías. 

Si quieres conocer más sobre las claves y los retos en la prevención y el abordaje de los delitos de odio por motivo de orientación sexual o identidad de género, no dudes en consultar el relato completo del webinar organizado por FEPSU. Te compartimos también algunos de los recursos que los y las ponentes compartieron durante la jornada, como el Protocolo para abordar las infracciones de odio y discriminación para las policías locales y el Protocolo de seguridad contra las violencias sexuales entornos de ocio, ambos de la Generalitat de Catalunya; así como la explicación sobre el trabajo de la Unidad de Gestión de la Diversidad de la Policía Municipal de Madrid

La importancia de prevenir la violencia de género en la adolescencia

La violencia de género es la expresión más visible de la discriminación que viven las mujeres en la sociedad. Sin embargo, muchas veces estas situaciones, que pueden expresarse a través de agresiones físicas, verbales o psicológicas, pasan desapercibidas incluso para el entorno más cercano de las personas que las sufren. Es especialmente preocupante la prevalencia de estas violencias en la adolescencia y la juventud, ya que su expresión en edades tempranas puede provocar una naturalización o normalización de estas prácticas discriminatorias. Por eso es clave que desde las administraciones y las entidades sociales se lleven a cabo estrategias innovadoras e integrales para favorecer su prevención. En FEPSU te compartimos algunos datos que ayudan a entender esta problemática, así como un ejemplo de buenas prácticas. 

Un fenómeno de difícil detección

Uno de los primeros retos para poder llevar a cabo estrategias eficientes de prevención de la violencia de género en la adolescencia y la juventud es su difícil detección. Según la asociación SIDA STUDI, que trabaja en favor de una sexualidad libre de violencias machistas, las adolescentes que han sido víctimas de agresiones por parte de hombres prefieren pedir ayuda a sus amigas, antes que a figuras adultas de autoridad, como pueden ser los y las docentes. 

Según los datos de la última Macroencuesta de violencia contra la mujer (Ministerio de Igualdad, 2019), solo el 7,3% de las chicas de entre 16 y 24 años acude al personal docente para explicar violencias de género vividas en los entornos escolares o académicos. Aún así, según esta misma encuesta, un 71,2% de las mujeres en el mismo grupo de edad mencionado anteriormente aseguró haber vivido situaciones de violencia machista

De forma muy similar, en el ámbito europeo la Encuesta de violencia de género contra las mujeres en Europa, realizada en 2012 por la Agencia Europea de los Derechos Fundamentales, reflejaba que el 35% de las mujeres europeas declararon haber sufrido violencia física, sexual o psicológica antes de los 15 años.

Desde SIDA STUDI, a pesar de estos datos, consideran que hacen falta encuestas con una perspectiva feminista que no reproduzcan “estudios basados indicadores de ‘riesgo’, sin un análisis contextual y estructural que ponga en evidencia las desigualdades que viven o que pueden llegar a vivir en el futuro”. 

En este sentido, desde la asociación señalan que la “naturalización del amor romántico”, según el cual los hombres tienen que asumir una “masculinidad fuerte y protectora” y las mujeres una feminidad “dócil y sumisa”, dificulta la detección de comportamientos que pueden derivar en situaciones de violencia machista en estas edades tempranas. 

‘Cut All Ties’, una experiencia innovadora

Ante esta situación de difícil detección de las violencias de género en la adolescencia y la juventud, no solo hace falta una apuesta directa y ambiciosa por parte de las administraciones públicas, sino también estrategias innovadoras para favorecer su prevención

Entre las distintas experiencias de buenas prácticas que existen en este sentido se encuentra el proyecto Cut All Ties. Innovation to foster critical thinking tackling gender-based violence on youth affective sexual relationships, financiado por el programa REC de la Comisión Europea y llevado a cabo en España por la Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD). 

Esta iniciativa, que se puso en marcha en enero de 2021, se llevará a cabo hasta enero de 2023 y tiene por objetivo el abordaje de la violencia de género a través del diseño, implementación y validación de una metodología piloto eficaz e innovadora de gamificación de las TIC. Se trata de un enfoque de creación de procesos de aprendizaje interactivo que ayuden a difundir mensajes de sensibilización, prevención y reducción de la violencia de género entre jóvenes de 15 a 17 años en seis centros educativos de Barcelona, Madrid y Milán.

Entre las actividades que se encuentra desarrollando el proyecto Cut All Ties se encuentra la recogida de 200.000 datos mediante la creación de una “plataforma transnacional de análisis de texto de inteligencia artificial”, cuya meta es identificar problemas sociales urgentes y anónimos de jóvenes y ciudadanos de las tres localidades participantes, relacionados con problemas de violencia de género.

Además, la iniciativa prevé el diseño participativo de un programa de capacitación y formación para la prevención e identificación de la violencia de género en las primeras relaciones afectivo-sexuales de los jóvenes, con la participación de 120 familias de estudiantes de 6 institutos; así como alrededor de 240 acciones de sensibilización desarrolladas por jóvenes para prevenir la violencia de género en las relaciones sexuales-afectivas de los jóvenes mediante la metodología The Social Coin, una cadena de acciones voluntarias con impacto social.

Entre los impactos que se esperan obtener del proyecto Cut All Ties se encuentra la reducción de un 10% de las actitudes y comportamientos que debilitan la igualdad de género en las relaciones afectivo-sexuales de los jóvenes, el incremento de un 20% del conocimiento para identificar la escalada de la violencia de género contra las chicas, así como el aumento del conocimiento sobre recursos que apoyan a las víctimas de violencia de género.

En total, se beneficiarán unos 120 estudiantes de la formación para el desarrollo de capacidades y toma de conciencia en cuestiones relacionadas con la violencia machista, así como 120 docentes que aumentarán sus herramientas educativas para prevenir e identificar problemas de discriminaciones de género entre sus estudiantes. Finalmente, se espera obtener el compromiso de unas 30 entidades interesadas en capitalizar y ampliar los resultados del proyecto. 

En FEPSU hemos abordado en distintas ocasiones la importancia de aplicar estrategias innovadoras en la prevención de la violencia de género. Por ejemplo, nos hemos hecho eco de las investigaciones que señalan que es necesario ampliar la definición de acoso sexual para una mejor prevención. Asimismo, hemos compartido los análisis que se han hecho desde una perspectiva de género para intentar responder a la pregunta sobre si corren el mismo riesgo hombres y mujeres al moverse por la ciudad. Finalmente, también hemos tratado las distintas propuestas de la perspectiva de la prevención a través del diseño ambiental para poder crear calles más seguras para las mujeres

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Ampliar la definición de acoso sexual para una mejor prevención

Definiciones demasiado limitadas sobre qué es acoso sexual pueden tener consecuencias negativas para su prevención. Esta es una de las principales conclusiones de los informes que ha publicado recientemente el proyecto SHINE (Sexual Harassment in Nightlife Entertainment Spots: Control and Prevention), el cual cuenta con la participación del Foro Europeo de Seguridad Urbana (Efus). Los documentos se han elaborado a partir del trabajo de campo en locales nocturnos de Eslovenia y Lituania, con el objetivo de que sus recomendaciones puedan extenderse a otras ciudades europeas. En FEPSU te compartimos algunos de los principales hallazgos de este trabajo.

Escuchar a las víctimas y cooperar

El proyecto SHINE recomienda, siguiendo la experiencia del proyecto en el trabajo de campo, ir más allá de las definiciones legales estrictas de acoso sexual en cada país. Para ello, se deben considerar, por ejemplo, las definiciones culturales, sociales y sociológicas, así como el uso que hacen del término las propias víctimas, respetando los límites y agravantes que ellas mismas marcan a la hora de narrar su experiencia. 

Aferrarse a una definición demasiado estricta de lo que es acoso sexual puede dar lugar a diversos problemas a la hora de prevenirlo. Por ejemplo, el acoso en la vida nocturna parece estar en gran parte subestimado en los datos debido a estas definiciones limitadas, aunque también afectan en su contabilización el miedo de las víctimas a ser malinterpretadas o avergonzadas y la desconfianza en el sistema judicial y en la policía. Esto, a su vez, reduce la fiabilidad de los datos disponibles. 

A partir de entrevistas con los actores implicados en la gestión de la vida nocturna y con víctimas de acoso sexual, el proyecto SHINE destaca la necesidad de una mayor cooperación entre las autoridades municipales, la policía y los propietarios y el personal de los locales de ocio nocturno para prevenir y mitigar el acoso sexual en los espacios urbanos de vida nocturna y sus alrededores. 

Un proyecto de amplio alcance

Estos informes son una fase clave del proyecto SHINE, cuya duración es de dos años (2020-2022). Los resultados recogidos en estos documentos permiten a los socios del proyecto evaluar la percepción (por parte de las víctimas de acoso sexual, funcionarios municipales, representantes de las fuerzas del orden, propietarios y personal de locales nocturnos y ONG que trabajan en la prevención) y los casos de acoso sexual en los locales nocturnos de las dos ciudades estudiadas, Ljubljana (Eslovenia) y Vilna (Lituania).

Ahora que estos informes se han completado, los socios del proyecto desarrollarán un ‘Modelo para la prevención y mitigación del acoso sexual en espacios de vida nocturna‘ que las autoridades locales y regionales interesadas en Europa (y eventualmente más allá) pueden usar y adaptar a su contexto específico. 

En concreto, se contempla la creación de etiquetas de calidad para los lugares que tienen o están implementando sistemas para prevenir incidentes y proteger a las víctimas potenciales; desarrollar formación especializada para los profesionales de la vida nocturna; realizar campañas de sensibilización que incluyan material distribuido en lugares de vida nocturna; establecer protocolos para que las víctimas potenciales puedan encontrar refugio y ayuda, y nombrar ‘referentes’ en los establecimientos de ocio nocturno. 

Herramientas para la prevención

El proyecto SHINE tiene como meta tejer lazos y buscar el entendimiento entre las distintas partes implicadas en la vida nocturna, así como brindarles las herramientas adecuadas para prevenir el acoso sexual en los espacios de ocio nocturno. El objetivo general del proyecto es diseñar recomendaciones prácticas y un conjunto de herramientas para la prevención y el control del acoso sexual en los lugares de ocio nocturno. 

Uno de los principales logros previstos del proyecto será la creación de un modelo de trabajo replicable a través de distintas actividades. Principalmente, prevé la introducción de sistemas de gestión de la calidad en los lugares de ocio; la realización de programas de formación y jornadas de sensibilización para el personal de los locales, los cargos electos locales, los mediadores y los representantes de la policía municipal; la promoción del trabajo en red y de cooperación conjunta entre instituciones municipales, organismos encargados de hacer cumplir la ley, empresas locales y otras partes interesadas; y la sensibilización y educación de posibles víctimas y testigos de acoso sexual.

La iniciativa está siendo liderada por el Centro para la Prevención del Delito en Lituania, pero cuenta con el apoyo de la Universidad de Maribor, la Universidad de Vilnius, las municipalidades de Vilnius y Ljubljana, y la participación de Efus. El foro europeo no solo aporta su experiencia y conocimiento en materia de prevención y seguridad urbana, sino que también se encarga de identificar dentro de su red a cinco ciudades europeas que estén interesadas en implementar sesiones de sensibilización y capacitaciones para los actores relevantes de la vida nocturna local.

Si quieres leer el informe completo (en inglés) del proyecto SHINE, puedes visitar el siguiente enlace. Para conocer más sobre este y otros proyectos, no dudes en visitar la página web de FEPSU, donde además encontrarás artículos y recursos relacionados con la prevención y la seguridad urbana. 

¿Por qué apostar por la prevención comunitaria?

Las movilizaciones antirracistas que han sacudido Estados Unidos en los últimos meses han abierto un debate importante en el país sobre la prevención de la violencia: ¿Están dispuestas las ciudades a reducir el gasto policial para invertir más en programas comunitarios? El director ejecutivo de Cities United, Anthony Smith, y la directora ejecutiva del Prevention Institute, Rachel Davis, explican, en un artículo publicado en The Trace, cómo la pandemia del coronavirus está suponiendo recortes presupuestarios para proyectos que han demostrado ser efectivos en la prevención de la violencia armada. En FEPSU traducimos y compartimos algunos de los puntos más importantes de su propuesta.

Muchas ciudades en Estados Unidos experimentaron un pico de violencia con armas de fuego desde el inicio de la pandemia. La crisis provocada por la Covid-19 ha dejado a millones de personas desempleadas y luchando por mantener sus viviendas y poner comida en la mesa, creando un nivel de estrés sin precedentes. Esta situación tensó aún más la relación entre la ciudadanía y la policía, especialmente en el caso de la comunidad afroamericana tras las muertes de Breonna Taylor, Tony McDade y George Floyd. 

Una de las demandas del movimiento Black Lives Matter, que salió a las calles tras los recientes casos de violencia policial hacia personas negras, ha sido la del desvío de fondos de las fuerzas del orden hacia recursos comunitarios que apoyen a crear comunidades seguras y equitativas en primer lugar. Sin embargo, está pasando lo contrario: muchos gobiernos locales han anunciado recortes presupuestarios en programas con un historial comprobado de reducción de la violencia diaria, que amenaza sobre todo la seguridad y el bienestar de las comunidades afroamericanas. ¿Por qué es vital que las ciudades mantengan proyectos de prevención con un enfoque de salud pública?

Éxito contrastado de los programas de prevención

Tanto Smith como Davis señalan en su artículo que en Estados Unidos ha habido muchos casos de éxito de los proyectos comunitarios para prevenir la violencia. En enero, Milwaukee informó que ha tenido descensos constantes en las tasas de homicidio desde 2015, y en 2019 tuvo menos de 100 homicidios por segundo año consecutivo. Filadelfia registró una reducción del 55% en los asesinatos involucrados en grupos o miembros de pandillas entre 2011 y 2015. En 2019, West Palm Beach, Florida, registró una disminución de los homicidios del 29%.

Y aunque muchas de estas ciudades han vuelto a experimentar incrementos en la violencia tras la llegada de la pandemia del coronavirus, ahora es más necesario que nunca redoblar los esfuerzos en estos programas que han demostrado ser efectivos a largo plazo en la reducción de la inseguridad. Smith y Davis apuntan que el éxito de estos proyectos depende de dos factores clave: el desarrollo de planes integrales en cooperación con residentes, organizaciones sin fines de lucro y diversos agentes de la ciudad; y el empleo de un enfoque de salud pública para prevenir la violencia armada.

¿Qué es un enfoque de salud pública?

Una particularidad de los programas comunitarios de prevención que han tenido éxito en Estados Unidos es que han estado basados en un enfoque de salud pública. ¿Qué significa esto? Para empezar, se trata de planes integrales que reconocen el racismo y otras formas de discriminación como causas estructurales de muchos de los problemas de convivencia que tenemos en la actualidad en nuestras ciudades. Además, este tipo de enfoque se basa principalmente en los datos para observar el perfil específico de la violencia en una comunidad y permitir así que los actores que trabajan para la prevención se centren en las acciones que tendrán un mayor beneficio a un menor coste. 

Los planes de prevención con un enfoque de salud pública se forman a partir de las condiciones específicas de cada comunidad y están diseñados para ser colaborativos, ya que el proceso de desarrollo del proyecto reúne a los miembros de la comunidad con personas que representan a los sectores médicos, educativos, a las fuerzas del orden público, los servicios sociales y otros actores locales importantes que están representados en un plano de igualdad. Por último, es un enfoque que promueve que sean los propios afectados por la violencia quienes propongan soluciones y proporciona también un espacio para que los residentes de la comunidad puedan procesar su trauma. 

La prevención cuesta menos

Los programas de prevención comunitaria, además de tener un éxito contrastado en la reducción de la violencia a largo plazo, suponen también un menor gasto en recursos para las ciudades que los implementan. Sobre todo si se compara con el coste que supone responder a la violencia cuando esta ya se ha desarrollado en el espacio público: transporte de efectivos, atención de trauma y otros costos médicos, investigaciones policiales y costos de fiscales y defensores públicos, entre otros.  

Por este motivo, la coalición Liberate MKE, liderada por la African-American Roundtable en Milwaukee, defendió antes de la pandemia que debían incrementarse los fondos de los programas de prevención. Esta organización consiguió que se dirigieran con éxito 900 millones de dólares del presupuesto del Departamento de Policía para el empleo juvenil, viviendas asequibles de calidad y diversos esfuerzos de prevención de la violencia. Según Smith y Davis debería apostarse por medidas como esta no solo en el resto de ciudades de Estados Unidos, sino en el mundo entero, si lo que se quiere es que las ciudades brinden seguridad a las comunidades más desfavorecidas.

Anthony Smith es el director de Cities United, una red nacional de 130 alcaldes, comprometida con la creación de comunidades seguras, saludables y esperanzadoras. Rachel Davis es directora ejecutiva del Prevention Institute, una organización sin fines de lucro que trabaja en programas de prevención. Si quieres leer más artículos en los que se proponen estrategias de seguridad urbana, no te olvides de visitar el blog de FEPSU.


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