¿Cómo pueden las autoridades locales fomentar la participación de los jóvenes en el diseño de las políticas públicas de seguridad urbana? Esta fue la pregunta que intentaron responder una serie de expertos y expertas en la materia durante la conferencia internacional de Efus, Seguridad, Democracia y Ciudades, que se celebró el 2021 en Niza. El debate partió de la premisa de que comprender la percepción de los jóvenes acerca de la seguridad en sus barrios y ciudades es esencial para cualquier enfoque holístico de prevención del delito. Te compartimos los puntos claves de este debate.
La confianza, factor clave
En el marco de la conferencia internacional de Efus, tuvo lugar el 21 de octubre un taller dirigido a explorar la importancia de incluir a la población joven en la coproducción de políticas públicas relacionadas con seguridad urbana y prevención del delito. El evento fue moderado por el cofundador de la ONG alemana Ufuq.de, Götz Nordbruch.
También participaron los siguientes ponentes: la teniente de alcalde de Montreuil (Francia) para la tranquilidad pública, la limpieza, la prevención y la vida nocturna, Loline Bertin; la presidenta de la organización canadiense Passerelle-I.D.E, Léonie Tchatat; el representante de la asociación parisina Espoir 18, Charles Nagy; el responsable de prevención de la ciudad de Lovaina (Bélgica), Jan Willems; y el encargado del punto de contacto del proyecto CERV en el Centro de Educación Política de Luxemburgo, Philippe Ternes.
Una de las principales conclusiones de los ponentes fue que las iniciativas que fomentan, de forma gradual, el crecimiento de la confianza a largo plazo entre los jóvenes y los funcionarios de seguridad son fundamentales para conseguir la participación de los jóvenes en las políticas públicas de seguridad urbana.
Sin embargo, Ternes argumentó que la participación de los jóvenes no debería surgir de iniciativas centradas únicamente en la seguridad. Los derechos, la participación democrática continua y la mejora del espacio público deben estar en el centro de las iniciativas que involucren a la juventud, según los ponentes.
Además, las iniciativas de seguridad deben asegurarse de tener en cuenta las diversas experiencias de los diferentes grupos de jóvenes y no solamente generar confianza en un grupo que se encuentre aislado de los demás. Hay que acabar con la idea que polariza las formas de participación juvenil en solo dos tipos: o no reconocidas o criminalizadas.
En este sentido, Nordbruch hizo énfasis en que los jóvenes son agentes clave en la seguridad urbana y las sociedades democráticas en general. Aún así, hoy en día este colectivo se enfrenta todavía a barreras de acceso a la educación y al mercado laboral, así como también tienden a ser excluidos de la elaboración de políticas y de los datos oficiales sobre delincuencia.
Desigualdad y marginación
La segunda de las ideas clave que emergieron del debate fue que es fundamental tener en cuenta las desigualdades y la marginación que afectan a los diferentes grupos de jóvenes a la hora de fomentar su participación. Al mismo tiempo, también es importante invertir en el desarrollo del pensamiento crítico de los jóvenes.
Tchatat subrayó que la juventud no debe entenderse como un grupo homogéneo y señaló que el racismo en el ámbito de la seguridad es alarmante. Willems, por su parte, reiteró la importancia de la inclusión y puso como ejemplo el proyecto LOUD (Local Young Leaders for Inclusion), que reunió a jóvenes estudiantes de origen migrante y no migrante.
Continuando en esta misma línea, los ponentes ahondaron en la idea de que la delincuencia nace de la impotencia y destacaron que el hecho de involucrar a los jóvenes en iniciativas de seguridad urbana podría entenderse como un esfuerzo por compartir el poder y acabar con las sospechas mutuas entre grupos.
Esto implica, por ejemplo, cambiar la relación entre la policía y las agencias de seguridad con los jóvenes, ya que a menudo la experimentan de forma discriminatoria. Por lo tanto, las instituciones públicas deben ser receptivas a las críticas y fomentar la confianza a través de estructuras institucionales que permitan la retroalimentación.
En este sentido, Nagy compartió la experiencia de Espoir 18 en París. La organización realiza encuentros individuales de jóvenes con personal policial en entornos de confianza, que no son ni comisarías ni dependencias policiales. Además, desde la asociación también les brindan herramientas para desarrollar pensamiento crítico.
Nagy subrayó que la oportunidad de expresarse y diseccionar temas complejos y a veces polémicos es clave para disminuir su sentimiento de impotencia. En el marco del proyecto de la entidad Radicalizar la prevención y de sus múltiples acciones para ayudar a prevenir la radicalización, Espoir 18 organiza talleres de teatro-debate donde los jóvenes crean un espacio para tratar temas relacionados con la cohesión social y la seguridad.
En FEPSU hemos abordado en distintas ocasiones la necesidad de incluir a los jóvenes en el diseño y la implementación de políticas públicas eficaces en la prevención del delito y el mantenimiento de la seguridad urbana. Por ejemplo, nos hemos hecho eco de proyectos como el Why Violence?, el cual es desarrollado por el Ayuntamiento de Barcelona para incluir a adolescentes en la búsqueda de respuestas innovadoras a las microviolencias. También hemos compartido algunos de los resultados del proyecto LOUD en las ciudades participantes, como L’Hospitalet de Llobregat, donde los jóvenes participantes realizaron distintas campañas para sensibilizar sobre el racismo.
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